Durante el debate en el Tribunal de Distrito Leninsky de Novosibirsk, el fiscal solicita para Yuri Savelyev, que ha estado en la cárcel por tercer año, una sentencia de 8 años en una colonia.
El creyente, dirigiéndose a la corte con la última palabra, declara que está siendo juzgado por creer en Dios.
"Hoy es el momento de luchar por nuestro derecho a practicar nuestra religión y adorar a nuestro Dios. Este derecho me lo otorga el artículo 28 de la Constitución de la Federación de Rusia. Y este derecho no es considerado por el Estado como una actividad prohibida", subrayó Savelyev.
Calificó los cargos como falsos y se llamó a sí mismo víctima. "He estado en prisión durante dos años, perdí mi salud, perdí mi propiedad, mi reputación se resintió y ahora llevo el vergonzoso estigma de un 'criminal'", dijo el creyente.
Según Yuriy, "no tiene enemigos". "Durante mis 66 años, nunca he sido llevado a responsabilidad administrativa o penal. Estoy en contra de cualquier forma de violencia: ya sea verbal, psicológica o física. Durante 40 años de experiencia laboral, fue galardonado repetidamente con premios, diplomas, estuvo en el tablero de honor del taller y de la planta. Tengo referencias positivas de familiares, vecinos y amigos".
Aunque se le acusa de carecer de vínculos sociales, durante su encarcelamiento en el centro de detención preventiva ya ha recibido unas 11.000 cartas de familiares, amigos y conocidos.
Yuriy Savelyev le cuenta al juez sobre sus creencias religiosas, enfatiza que no representa una amenaza ni para el Estado ni para la sociedad, rechaza resueltamente las acusaciones de extremismo y expresa su esperanza de una absolución.
